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null ¿Dándole vueltas a una preocupación? Aprende a gestionar tus emociones

NOTICIA - Seguros útiles

04/12/2023

¿Dándole vueltas a una preocupación? Aprende a gestionar tus emociones

La rumiación mental es una mala práctica silenciosa que genera el 40% de los problemas de ansiedad y el 30% de las depresiones, según un estudio del seguro de salud de Línea Directa.

Ana hizo ayer una presentación importante ante uno de los principales clientes de su empresa y no está satisfecha con cómo ha ido. La había preparado concienzudamente y siente que podría haberse explicado mejor. Hoy le ha invadido el recuerdo de esa situación y no puede dejar de darle vueltas en su cabeza. Se culpa de no hacer bien su trabajo y empieza a pensar que no está a la altura de sus responsabilidades laborales. Aunque lo intenta, no puede pensar en otra cosa, de culparse y sentirse mal consigo misma.

Esos pensamientos obsesivos, negativos y repetitivos en torno a una experiencia pasada o preocupación actual o sobre el futuro es lo que en psicología se llama rumiación y es una práctica que aleja a las personas del bienestar emocional. Ser reflexivo y analizar las cosas es positivo hasta cierto punto, ya que engancharse en los pensamientos y darle vueltas en la cabeza en bucle puede resultar contraproducente para la salud mental. De hecho, la rumiación es una mala práctica silencios que se sitúa detrás del 40% de los problemas de ansiedad de la población española y del 30% de los de depresión.

Esta es una de las principales conclusiones del estudio “Comprender o rumiar nuestras emociones. Análisis de las estrategias silenciosas que nos acercan o apartan del bienestar emocional”, elaborado por el seguro de salud de Línea Directa a partir de los resultados de 1.700 encuestas realizadas en toda España en las que se han incluido instrumentos psicométricos validados y utilizados a nivel mundial en el ámbito de la psicología y salud mental, y realizado conjuntamente con la experta en Inteligencia Emocional, Ruth Castillo-Gualda, y el especialista en Intervención de la Ansiedad y el Estrés, Juan Ramos-Cejudo, ambos profesores de la Facultad de Salud de la Universidad Camilo José Cela (UCJC).

La predisposición biológica y las experiencias vividas explican, en cierta medida, la aparición de los problemas de salud mental en las personas, pero lo que verdaderamente explica el mantenimiento o empeoramiento de las dolencias mentales son las estrategias que se utilizan para regular lo que se siente.  En este sentido, reprimir lo que se siente, rumiar la situación o el problema y desconocer las causas del malestar emocional son respuestas poco útiles que puede conducir a la ansiedad y la depresión. Por ejemplo, ante un problema de pareja, rumiar sobre la forma en que se reaccionó en una discusión pasada o anticiparse a consecuencias negativas como la ruptura, sin que haya llegado a suceder, son malas prácticas. Otro ejemplo de estrategia equivocada es negar o rechazar emociones que nos resultan desagradables y no gestionarlas de manera adecuada.

En su lugar, una buena estrategia consiste en identificar las emociones, comprenderlas y reevaluarlas y son habilidades se pueden entrenar y mejorar, tanto en el contexto clínico como en el educativo. Así, es esencial, en primer lugar, reconocer señales emocionales en nuestro cuerpo o mente. ¿Eres capaz de detectar que te está invadiendo un pensamiento obsesivo? Tras esa identificación, el siguiente paso sería comprender esa emoción, entender qué está causando lo que se siente. Y, por último, reinterpretar las situaciones emocionalmente intensas para sentirnos mejor. Por ejemplo, en caso de frustración, asumir que “no conseguir algo que quiero no implica que no sea capaz, que no sea lo suficientemente válido”.

¿Cómo tener una buena salud mental?

El cuidado de la salud mental, junto con una buena alimentación, la actividad física recurrente y el descanso, son pilares básicos en el bienestar de las personas. Por eso es importante conocer algunas herramientas generales que permiten evaluar y mejorar la salud emocional

Autoconocimiento: empieza por entender tus propias emociones, pues la autoconciencia es fundamental para la regulación emocional.

Gestión del estrés: aprende a manejar el estrés con herramientas y técnicas como la meditación, el ejercicio físico y la planificación del tiempo.

Establece límites: es muy importante aprender a decir que no cuando sea necesario. Establece límites en tus relaciones con los demás y en tus compromisos.

Busca apoyo: hablar con un amigo de confianza, un familiar o un terapeuta ofrece el apoyo necesario para abordar los desafíos emocionales.

Fomenta relaciones sanas: si trabajas en tus habilidades sociales, podrás establecer relaciones positivas con los demás.